¿Porqué algunas personas aprenden otros idiomas y los conocen mejor que sus hablantes nativos?

Tengo una amiga que es de origen serbio, aunque hace muchos años adquirió la nacionalidad española. Cuando la conocí hablaba con cierta dificultad nuestra lengua, aunque su acento era bueno. Recuerdo que no incluía en sus frases los artículos que tan profusamente utilizamos. Era normal, en serbio y en la mayoría de las lenguas eslavas no se utilizan.


Con el tiempo aprendió a hablar correctamente y en ocasiones hasta me corregía. Eso me hacía gracia y recuerdo que, cuando llegaba a casa consultaba sus correcciones en el diccionario y acababa dándole la razón. Me dí cuenta que ella conocía mejor el significado de las palabras que utilizabamos cotidianamente los españoles que nosotros mismos. Me confió su secreto para aprender correctamente nuestra lengua, literalmente se leyó el diccionario completo, con el significado de cada palabra y sus acepciones. ¿Qué español hace esto? ninguno.

Esto me hizo pensar en otra observación. Con el tiempo me he dado cuenta que muchos especialistas lo son de lenguas ajenas a la materna. Esto lo he podido constatar cuando comencé a estudiar en profundidad la etimología del lenguaje ahora llamado euskera. Al hablar con vascos de las raíces y significado de ciertas palabras simplemente no parecían reconocer ciertas relaciones y otros erraban en sus interpretaciones de forma incomprensible. Por supuesto, la lingüística y el conocimiento de la lengua a nivel gramatical no es algo que se precise para hablar una lengua. Simplemente la aprendes por mimetismo, y por lógica deductiva. Todos hemos aprendido así nuestras lenguas maternas y, en teoría podemos aprender otras lenguas de igual modo.

Tengo otra amiga que es polígrota, habla varias lenguas, creo que va por las diez. Al oirla hablar en diversas lenguas me dí cuenta que su método es sencillo. Se aprende un vocabulario de unas 1000 palabras y la estructura gramatical básica para conjugar frases simples que le son útiles especialmente en el comercio que es a lo que se dedica. Es cien por cien práctica en esto, sin embargo, lleva incontables años en España y todavía no habla del todo bien nuestra lengua, tampoco habla bien ninguna otra, excepto las suyas maternas, el belga y el francés. Sin embargo es capaz de llevar una charla más o menos fluida en ocho o nueve lenguas diferentes. ¿Cuál es el problema? En la práctica, ninguno, consigue el propósito de hacerse entender en todos estos lenguajes. Sin embargo, cuando se enfrentó al ruso, simplemente desistió. El ruso rompía su sistema de aprendizaje basado en 1000 palabras y una estructura gramatical sencilla. Nada de esto es posible con las lenguas eslavas, o con las fino-urálicas, o el euskera por poner varios ejemplos.

Yo no hablo euskera. En realidad no hablo ninguna lengua excepto la materna. Soy demasiado tímido y perfeccionista. Mi sentido a hacer el ridículo hablando me supera, así que no hablo ninguna lengua, sin embargo me apasiona la lingüística y conozco muchas de estas lenguas que no hablo, a veces incluso mejor que quienes las hablan. Con el euskera he hecho como mi amiga Olena, la de origen serbio, me he dedicado a desmenuzarlo, a quitarle las impurezas que se le han añadido, las trampas que los benedictinos le añadieron, las reinterpretaciones que introdujeron e introducen como cuñas mentales los jesuitas, etc.

Son años y años de dedicación para darme cuenta, muy a mi pesar, de que muchos vascos actúan inconscientemente en contra de su lengua a causa de la ignorancia (sea esta inducida o por falta de cualificación en la materia). También he observado que los vascos, la mayoría, ignoran las raíces y construcción de su lenguaje. Pero esto no exclusivo de los vascos. Todos los hablantes de otras lenguas adolecen de lo mismo. Y es que ¿a quién le interesa saber de dónde proceden las palabras? ¿de porqué decimos las cosas de un modo y no de otro? ¿de porqué ponemos el verbo después del sustantivo o declinamos los verbos de esta manera y no de otra? Estos son temas que apasionan a cuatro, el resto están más interesados en otras cosas. Lo que, por otro lado es lógico y normal.

Muchos de los investigadores de la lengua vasca que admiro y sigo no son vascos de origen. Incluso si nos ceñimos a la política nacionalista vasca veremos que muchas de sus principales figuras ni tan siquiera tenían ocho apellidos vascos y no quiero nombrar a nadie con el fín de que cada uno haga su recordatorio mental y vaya haciendo la lista. Yo ya hice la mía y me dí cuenta enseguida. Y esto no es que suceda con los vascos y el vasco. Nuevamente nos damos cuenta de que las cosas suceden así en todas partes. De los investigadores y estudiosos vascos de la lengua los hay muy buenos y también tengo mi lista pero, concluyo que a mi entender, son pocos y debiera haber más.

Por supuesto, hablo de buenos investigadores. De esos que puedan conmoverme e inspirarme, pues en general leo a muchos que hacen como los hamsters, se suben a la noria de lo aprendido y explicado por otros y repiten lo mismo una y otra vez tal y como dan vueltas esos simpáticos roedores en sus norias. Como decía Homer Simpson «me aburro». Y no solo me aburren sino que, en ocasiones me tengo que reír con ellos por no echarme a llorar.

Puedo parecer pedante pero no es así, me gusta llamar al pan pan y al vino vino. Muchos son infumables. Y continúo sin citar a nadie porque cada uno tenemos nuestra lista particular y no quiero herir susceptibilidades. Están los que interpretan toda cosa a la luz del indo-europeo (antes Indo-ario y entre medios Nostrático). Otros lo derivan todo del latín sin darse cuenta de que esta lengua es el Esperanto de la Tercera Roma. Luego están los que ven términos euskéricos en todas partes, hasta en las lenguas de los bosquimanos (es una exageración pero ya aparecerá quien lo afirme, tiempo al tiempo).

Bien, si llegar a tales extremos, hay quien se ciñe a la lógica y la razón, investiga con desapego y sin preconcepciones. Descubre cosas asombrosas que son, como todas las cosas asombrosas, dignas de admiración. Por supuesto, los hamsters de la lingüística se les van a echar encima. Simplemente no entienden el comportamiento de ese otro hamster loco que, al parecer, ya no se quiere montar en la noria.

Todas las lenguas tienen palabras que no le son propias. Extranjerismos, palabras prestadas, y estas vienen de diferentes fuentes, a menudo de pueblos adyacentes que hablan lenguas diferentes. En otros casos, de viajeros y comerciantes que traían productos exóticos con nombres. Y estos nombres eran adoptados como se adopta a un niño que recién se une a una nueva familia. Pero no solo se toman palabras prestadas. En ocasiones se adquieren usos gramaticales, sufijaciones e incluso declinaciones verbales que simplifican o enriquecen el significado. Todo esto también se adquiere aunque muchos no lo tienen en cuenta, o si, pero no lo acaban de aplicar allí donde debieran.

El español en especial es una de esas lenguas construida a partir de raices del ibérico original (del que también parte el euskera y otras lenguas). Es una construcción conjunta de los propios hablantes y fruto de diversas normalizaciones que siguieron una lógica diferente al euskera, el cual no tuvo apenas influencias y manipulaciones en este sentido. Cambios como el cambio de orden de las palabras dentro de la frase pasando de un sistema Sujeto-Objeto-Verbo a Sujeto-Verbo-Objeto. El abandono paulatino de los casos en pro del uso de partículas preposionales. El uso del género, del artículo, etc. Todo esto ha hecho que esta lengua parezca completamente diferente a la madre, que era prima-hermana de la del euskera. Por eso digo que el euskera es un fósil de la antigua lengua peninsular. Y no olvidemos que esta lengua poseía numerosos dialectos.

El euskera también ha sufrido cambios. El artículo no existía y ahora se añade por doquier. Por supuesto, no hablo del euskera histórico o escrito. El artículo se utilizaba como un enfático, no era una artículo per se. Tampoco tenía género aunque podía marcarlo si era necesario. Lo demás si que tenía. Me refiero a los casos y a las declinaciones de persona y tiempo. No obstante, con la influencia del español y del francés, se hicieron cambios en este sentido. Lo del Euskara Batua ha sido, básicamente, un querer dotar al euskera de una estructura gramatical adecuada para poderse equiparar a estas lenguas. Un despropósito pues rompe la armónica del euskera clásico que no se basa en muchas de estas reglas forzadas. El euskera tiene su propia música y el Euskara Batua pretende que suene de otro modo. Lo digo yo, un no vasco. Solo tengo que escuchar a dos interlocutores del Baztán y luego a dos estudiantes de ikastola de Donostia para darme cuenta de la diferencia. Con gusto me quedo con los del Baztán sin desmerecer a los de Bilbo y a los que aun en Donostia hablan euskera de toda la vida sin esos rechinosos y rebuscados arreglos del Batua. Para ejemplo uno cualquiera: izena duenak, izana du en euskera coloquial significa «lo que tiene nombre existe», en euskara batua: izena duena existitzen da. ¿existitzen? ¿qué es esto? Por supuesto hay alternativas a como decir esta frase pero cosas como esta yo he oído.

El diccionario Elhuyar que me recomendaron dos maestros de la lengua euskara. BATUA cien por cien. No lo utilizo mucho la verdad. Prefiero los nueve volúmenes del diccionario RETANA que me regaló mi compañera de vida y que siempre le agradeceré.

Y entiendo la necesidad de las normalizaciones lingüísticas. Tienen su porqué político y social y, en general, todos nos suscribimos a ellas, en especial cuando escribimos. Otra cosa es cuando hablamos. Aquí nos permitimos muchas libertades que no son más que una expresión del lenguaje vivo, del de ir por calle.

El griego y el latín clásico son dos normalizaciones de los lenguajes oficiales de la Segunda y Tercera Roma. La Segunda Roma o Nova Roma fue la ciudad de Constantinopla, la Tercera la ciudad de Roma. No crean todo lo que les dicen sobre la Historia. Roma solo fue grande bien entrada la Edad Media. Más grande era por aquel entonces la ciudad de Córdoba de la que casi ningún historiador habla. ¡Roma, Roma, Roma!, el latín y los romanos. Siempre estamos con la misma cantinela. Los libros clásicos que nos hemos leídos son refritos muy amañados escritos entre los siglos XV, XVI y sobre todo XVII y XVIII. Los hamster-historiadores no hacen más que referirse a ellos una y otra vez como los predicadores se refieren a los versículos de sus libros sagrados, tal y como los hamster-lingüistas lo hacen con sus cantinelas prefabricadas en los monasterios benedictinos y en escuelas jesuitas. La Roma antigua es la Babilonia antigua, que se situaba en el Cairo y que tuvo sus ciudades subalternas en Alejandría y Tebas. Cuando uno es consciente de que la historia, como los lenguajes, han sido manipulados, es como salirse de la jaula de los hamsters y comenzar a explorar todo un nuevo universo.

Llevo tiempo fuera de la jaula, aunque a veces me acerco a ella y veo a mis compañeros como siguen con sus costumbres. Algunos han sacado músculos dando vueltas a la noria, que cada vez está más vieja amenazando con salirse de su eje. No creáis que fuera de la jaula no hay otro tipo de norias. Las hay y en algunas me he subido y he dado vueltas alegremente una y otra vez. Soy un hamster y como tal pues tiendo a entretenerme en norias. Pero últimamente noto que algo extraño ha sucedido en mí desde que me salí de la jaula. Es como una metamorfosis y cada día me siento menos hamster y más otro ser diferente. Ya no puedo volver a la jaula, aunque lo intentara. Mi diferenciación me lo impide. Puedo fingir ser un hamster, pero ya no me sentiré como tal. Entiendo a los hamsters, porque también he sido uno de ellos, ya sea dentro de la jaula o fuera. Para que ellos me entiendan a mí, sin embargo, deben salir de la jaula, como hice yo y comenzar a explorar nuevos territorios con la misma capacidad de asombro con la que un niño descubre el mundo. No es fácil y estar fuera de la jaula tiene sus peligros. En la jaula tenías comida y de tanto en tanto te la limpiaban. Te sentías cuidado y no temías por el mañana. Fuera de la jaula ya no te sientes arropado, debes buscarte las abichuelas por tu cuenta y riesgo. Tampoco te sientes importante siendo la mascota preferida y acariciada por tus amos. Fuera de la jaula eres un roedor más de los muchos que corretean por aquí y por allá. Los gatos están al acecho, entre otros muchos peligros. Estoy hablando con alegorías. Quien tenga entendimiento que lo use, pues aquí hay sabiduría.


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